
Seleccionar la válvula de seguridad adecuada para equipos de procesamiento sanitario es una decisión de ingeniería fundamental que impacta la seguridad de la planta, la integridad del producto y el cumplimiento operativo. Si bien el objetivo general es proteger contra la sobrepresión, los detalles de diseño de las aplicaciones sanitarias —como las de alimentos, bebidas, lácteos o biotecnología— añaden complejidad al proceso de toma de decisiones.
El primer paso es definir con precisión las condiciones de operación y alivio. Es necesario conocer la presión máxima de trabajo admisible, los escenarios de falla esperados y la presión de tarado de la válvula de alivio. También es necesario evaluar si la válvula funcionará en un entorno de limpieza in situ (CIP) o esterilización in situ (SIP) que requiera resistencia a ciclos térmicos y químicos. LJ Star, que ofrece la línea Goetze de válvulas de alivio de presión sanitarias, ofrece una lista de verificación completa para la selección de válvulas de seguridad:
Estas no son solo pautas: son la base para combinar correctamente la válvula con el sistema.
Para aplicaciones sanitarias, el material y el acabado son fundamentales. A diferencia de las válvulas industriales, que admiten cuerpos de hierro fundido o bronce, las válvulas sanitarias deben fabricarse en acero inoxidable 304 o 316L de grado sanitario. Estas deben pulirse hasta una rugosidad superficial de Ra ≤ 0.8 µm, lo que garantiza la ausencia de grietas microscópicas que permitan el crecimiento microbiano y permite una limpieza en el lugar (CIP) eficaz. Los materiales de sellado, como PTFE, EPDM o silicona, deben estar aprobados para su uso en alimentos, cosméticos y biofarmacéuticos.
Las conexiones son igualmente críticas. Las válvulas de alivio sanitarias deben integrarse sin problemas con sistemas roscados de triple abrazadera, soldadura a tope o higiénicos — Nada menos. Los accesorios Tri-Clamp son especialmente importantes, ya que permiten un rápido desmontaje, limpieza y reensamblaje sin herramientas especializadas ni interrupciones en las líneas de proceso. Recuerde que un tamaño de puerto inadecuado o una conexión incorrecta pueden provocar caídas de presión o puntos muertos, lo que compromete el rendimiento de la válvula o la eficacia de la limpieza CIP.
El diseño de la carcasa del resorte es otro factor esencial. Las válvulas industriales estándar suelen dejar el resorte y la tapa expuestos, lo que crea zonas donde el fluido puede acumularse o proliferar bacterias. Los diseños de válvulas sanitarias mitigan este problema mediante fuelles sellados o carcasas de diafragma que protegen los componentes internos y mantienen la integridad higiénica incluso durante eventos de alivio.
Las certificaciones proporcionan trazabilidad y tranquilidad. Busque válvulas que cumplan con las normas ASME BPE, CRN y FDA y asegúrese de que cuenten con certificados de prueba que verifiquen la presión de tarado, la capacidad y las fugas del asiento. Estos documentos son esenciales no solo para la seguridad, sino también para las auditorías regulatorias y el control de calidad.
Los factores de instalación requieren una cuidadosa consideración. Las válvulas de alivio generalmente deben instalarse verticalmente, con rutas de entrada y descarga sin restricciones. Asegúrese de que la tubería de descarga tenga una pendiente que permita el drenaje y evite la acumulación de carga biológica. Incorpore espacio para mantenimiento, pruebas e inspección; las limitaciones impuestas por las salas de equipos abarrotadas a menudo se pasan por alto hasta la puesta en servicio.
No subestime las necesidades de ciclo de vida y mantenimiento. Elija válvulas que permitan un fácil acceso a resortes, sellos y diafragmas sin desmontar grandes secciones de tubería. La compatibilidad con CIP implica que las partes internas de la válvula deben tolerar detergentes agresivos y ciclos repetidos de limpieza con vapor. Los ingenieros deben documentar los cronogramas de las válvulas, las fechas de las pruebas y cualquier reemplazo o recalibración como parte de un protocolo formal de mantenimiento. La mayoría de las válvulas requieren una inspección cada 6 a 12 meses, con pruebas completas en banco a intervalos establecidos.
Seleccionar la válvula de seguridad sanitaria adecuada es una tarea multidimensional que equilibra factores térmicos, mecánicos, higiénicos y regulatorios. Un enfoque estructurado garantiza que la válvula elegida ofrezca protección, higiene y continuidad operativa.
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